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miércoles, 13 de enero de 2010

El negocio de amar





Para algunos el amor ya no existe, esa figura idílica y de cuentos, donde las partes involucradas se desgarraban en defensa de una de las máximas expresiones de fe por un ser humano ha desaparecido… por que en parte, eso es amar, tener fe, creer e intentar, pero de fe no vive el hombre y precisamente no vivimos en un cuento.
La vida se ha vuelto dura y difícil y la única forma de sobrevivir es adaptándonos y convertirnos en personas dura y difíciles… lo que ha forzado a sistematizar, casi que todas las actividades, que antes surgían de forma natural y desdoblada de nuestra realidad, como podría ser soñar, imaginar y por supuesto amar… ahora todas ellas están atadas, atadísimas a la realidad, o díganme ustedes cuando fue la última vez que soñaron en ser caballeros o princesas? Eso no es madurez, eso es endurecimiento.

Amar ahora es un negocio o podría verse como tal, es una campaña donde al final lo menos importante es…”Amar”.

Se inicia con un casting, donde se evalúan las personas aptas para desempeñar el cargo de amante, para poder salir seleccionado se deben llenar a cabalidad un sinfín de requerimientos y solicitudes pre establecidas y pre cargadas en la mente del solicitante, no hay chances ni oportunidades se tienen o no se tienen.
Los aspirantes al cargo de amante, deben desarrollar campañas creativas y variadas donde logren resaltar sus atributos y cualidades, que medianamente encajen con los requerimientos solicitados, solo hay un chance, así que competir y figurar es muy difícil… mucho más cuando no se sabe a ciencia cierta qué valor se le da a cada atributo, porque en realidad, ni el que lo solicita lo sabe y si lo sabe, no está seguro de si es eso lo que necesita.

El mercado del amor, es fluctuante y variado, pero tiene la peculiaridad de que el que solicita de amor, es simultáneamente solicitado… pero la mayoría de la veces, estas dos no coinciden y los trámites se caen. Es decir te ama el que tú no quieres que te ame y amas a el que no quieres amar, te aman cuando ya no estás licitando ser amado y amas cuando el mercado se cerró.

Como todo negocio, se deben obtener beneficios de él… para poder obtenerlos, se debe hacer una inversión, la cual la mayoría de las veces es riesgosa y nadie quiere realizar, ya que como en todo mercado, no todas las negociaciones son fructíferas y marcan las futuras estrategias… el flujo de este proceso de amor, no depende únicamente de las 2 partes involucradas, en este submundo todo influye… todo, desde el clima hasta el staff o el entourage que posee cada parte involucrada.
Las decisiones si bien son tomadas de forma individual, son dilucidadas en una junta directiva, donde cada aspecto es analizado por sus integrantes, amigos, familia, extraños y tú. Aun cuando simplemente depende de ti.

Como en los negocios, a veces se triunfa y se logra obtener máximas ganancias… otras, se iguala la inversión y eso permite que sigan en marcha el negocio, pero la mayoría tristemente fracasa, generan perdidas, rupturas y lo peor, perdida de capital e interés para volver a invertir en el negocio del amor…

3 comentarios:

  1. Me gusta esta visión del Amor, pero tienes que admitir que el proceso de casting no es tal... El proceso de casting lo llevamos en la cabeza y vamos pendientes de conseguir un hombre o mujer que sea divertido, inteligente, amable, etc, etc.. y extender la lista todo lo que queramos.......

    PEROOOOOO!!!! al final de cuentas llega el o la primera idiora que se nos pasa por delante y ese nos gusta y con ese montamos la junta directiva, empresa, negocio familiar.... Todo!!! jejejejejej

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  2. Muchas gracias por tu comentario Mariflux!
    Tienes razón, el proceso de casting lo tenemos en la cabeza y siempre gana el que no pasa el casting :D

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  3. Hola de nuevo!

    Muy interesante esta forma de ver el amor, ya que, al igual que la economía, el amor mueve al mundo... aunque quizás de formas diferentes.

    La única parte con la que no concuerdo, es la obtención de beneficios. Creo que el amor es el único trámite en el cual das sin importar qué tanto recibes.

    Saludos,
    María Gabriela

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